Marta participó en el Intercambio Juvenil “Not in our name” en Marrakech, Marruecos

¡Hola Marta! ¿Puedes darnos una opinión general sobre el proyecto “Not in our name”?
En general el proyecto »Not in our name» ha sido un espacio donde hemos tenido que dejar atrás nuestros prejuicios e ideas cerradas y hemos decidido dar el paso de escuchar, compartir y acercarnos a otros puntos de vista. Nosotras hemos dado forma al proyecto a través del contenido que vertíamos sobre él, nos hemos comunicado con personas con realidades muy ajenas a las nuestras y nos hemos enriquecido constantemente con eso. En general »Not in our Name» se ha convertido en un proyecto abierto a la participación, dinámico y sobre todo muy activo, permitiéndonos tener voz y responsabilidad con cada palabra, acción o colaboración que aportábamos al grupo.
¿Cómo ha afectado el grupo a tu experiencia personal durante este intercambio juvenil?
Las personas que vinimos desde España nos encontramos muy unidas, me dio la sensación de que compartíamos la esencia de una flexibilidad mental que nos permitía apoyarnos y escucharnos en cada momento. Nos acompañamos mucho en todo el proceso y estuvimos dispuestas siempre a conocer gente y encontrarnos con otras personas en otros contextos tan ajenos. Me gustó el grupo del proyecto, la gente era muy diferente entre sí, pero sin embargo, es eso lo que me hace valorar más las relaciones; el hecho de que a pesar de que seamos tan distintos podamos conectar en algún momento, encontrar un punto en común y comenzar a dialogar, reír o incluso hablar de las profundidades del océano. Nunca se sabe que te puedes encontrar, pero si algo me quedó claro es que las fronteras están en nuestra mente y que somos más que de donde venimos, pues también somos a donde vamos y qué tipo de concepción del mundo llevamos por bandera.
¿Cuál es la cosa más importante que has aprendido durante el proyecto?
